Ayuda a tu hijo a ser responsable sin cargarlo de sentimiento de culpa

Enséñale a responsabilizarse de sus actos, a entender por qué una conducta suya puede ser “criticable”. ¿Fue un error, un descuido, un mal comportamiento, hizo daño a alguien? Es importante que aprenda a poner nombre a lo que ha ocurrido, a identificarlo sin necesidad de meterlo en el saco sin fondo de la culpa. Así evitarás que se cargue de resentimiento.

Aprender a ser responsable es imprescindible para crecer. Sin embargo, aprender a sentirse culpable, aunque es algo característico de nuestra cultura judeocristiana, es algo que nos aprisiona, nos ata a un pasado del que no podemos salir y que no nos permite evolucionar.

Para evitar este sentimiento también es necesario diferenciar el error cometido de la persona que lo ha cometido. Los niños y las niñas se identifican con las cosas que hacen y pueden llegar a pensar que si han hecho algo malo es porque son malos. Este pensamiento es muy dañino porque acaban sintiendo una culpa general sobre sí mismos, sobre su forma de ser o su carácter.

¿Qué más puedes hacer para desarrollar su responsabilidad evitando el sentimiento de culpa?

  1. Ayúdale a manifestar lo que siente, ya sea remordimiento o incluso sorpresa por la falta de conciencia sobre la repercusión de sus actos. Esto es fundamental para que aprenda a autocontrolarse, a regular sus emociones, solo así podrá crecer adecuadamente.
  2. No sobrecargues su remordimiento, es mucho mejor que le hagas entender que todos nos equivocamos, que incluso a veces tenemos comportamientos egoístas, que con frecuencia descuidamos los sentimientos de los demás, etc.
    Es importante que aprenda que no es perfecto y que tampoco se espera de él que lo sea, pero ten cuidado, no justifiques lo que ha hecho, apóyalo como persona, como sujeto, no apoyes sus actos erróneos.
    Ese saber que es humano le ayudará a entender los errores de los demás.
    Muchas veces, tras un comportamiento aparentemente egoísta o dañino puede haber miedo, vergüenza o rabia. Enséñale a distinguir lo que ha hecho de la emoción que lo ha provocado.
  3. Casi siempre es posible ofrecer una reparación por el daño que se ha hecho y la mejor forma es pedir perdón. Enséñale a hacerlo. Si ha aprendido que él también se equivoca y que tiene que perdonarse a sí mismo por ello, le resultará más fácil perdonar también a los demás cuando se equivoquen.
  4. Ayúdale a seguir adelante, es decir, a no obsesionarse con lo ocurrido, a no seguir mirando al pasado sino a integrarlo en su presente y continuar su camino. Conseguir esto a veces no es fácil pero cuando se logra es muy liberador. Esa sensación de paz nos hace realmente libres.
  5. Enséñale con el ejemplo: cuando tú te equivoques asume tu error y pídele disculpas. Esto le ayudará más que cualquier otra cosa.

¿Qué es lo que hay que evitar?

  1. La crítica excesiva. Magnificar sus errores no le ayudará a corregirse, conseguirás más bien lo contrario.
  2. Evaluar su conducta en el pasado de manera negativa, como si el error que ha cometido se inscribiera en una historia en la que hay causalidad con otros comportamientos negativos. No necesita que le atosigues ni le machaques: explícale simplemente que se ha equivocado pero que él mismo puede contribuir a arreglar las cosas.
  3. El castigo físico, la humillación y el aislamiento del entorno. Deberías evitar en general cualquier técnica que provoque en él una excitación emocional negativa que no va a saber entender ni asimilar.

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