Denuncia del abuso o maltrato infantil

 Tanto el abuso como el maltrato se basan en el sometimiento de la víctima y en una cierta “complicidad” del entorno. Los abusadores lo saben y por eso establecen una doble estrategia: por una parte coaccionan y manipulan a sus víctimas y, por otra, se muestran como padres abnegados o profesionales entregados a su trabajo. Saben que el secreto y la mentira son imprescindibles para que el abuso o el maltrato se mantengan a lo largo del tiempo.

Ante esta situación los niños están indefensos. Necesitan el apoyo de los adultos tanto para detectar el maltrato como para comunicarlo a las autoridades. Este apoyo es fundamental cuando se trata de profesionales que trabajan con la infancia. Son ellos los que más conocen a los niños, los que saben cómo tratarlos  y, sobre todo, los que gozan de su confianza.

El artículo 13 de la Ley Orgánica 1/1996 de Protección Jurídica del Menor expresa con claridad la obligación de notificar los posibles casos de abuso o maltrato:

“Toda persona o autoridad, y especialmente aquellos que por su profesión o función, detecten una situación de riesgo o posible desamparo de un menor, lo comunicarán a la autoridad o sus agentes más próximos, sin perjuicio de prestarle el auxilio inmediato que precise.”

La obligación de comunicar se tiene sin la necesidad de que haya certeza sobre el abuso o el maltrato. Son los servicios especializados los que tienen que verificar y confirmar los hechos, no las personas que lo detectan.

De la misma forma, notificar no es lo mismo que denunciar. La notificación puede ser anónima si así se quiere, después los servicios especializados se encargan de verificar y, en su caso, denunciar y establecer las medidas oportunas dirigidas a proteger a las posibles víctimas.

Hay un servicio gratuito y confidencial, disponible 24 horas, al que pueden llamar menores, profesionales y cualquier ciudadano que quiera notificar un posible abuso o maltrato:

TELÉFONO EUROPEO DE AYUDA A LA INFANCIA: 116111.

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