No proyectes basura emocional sobre tus hijos

Todos los niños son a veces pesados, aburridos o torpes. Todos los niños cansan en ocasiones a los padres, los importunan e incluso los hartan. No es fácil ser madre o padre porque de alguna forma hay siempre una presión sobre el propio comportamiento. Pero tampoco hay que obsesionarse: si los padres actúan con naturalidad, con normalidad, es decir, mostrando amor, cuidado y respeto hacia su hijo, la crianza será satisfactoria aunque se hayan cometido puntualmente algunos errores.

Uno de los más frecuentes es proyectar sobre el niño la basurilla emocional que tenemos debido a problemas personales, laborales, de pareja, etc. Cada uno sabe qué es lo que más le afecta y le hace perder los nervios.

Si estás harto de las exigencias de tu jefe o te sientes infravalorado por él puede que no toleres una rabieta de tu hijo de dos años y la interpretes como un reto que no debes permitir bajo ningún concepto y se va a enterar el niño de quién manda en casa. Quizá esa misma rabieta en un momento de tranquilidad no habría tenido ningún recorrido e incluso podría haber servido para que le enseñaras a tolerar su frustración y canalizar  adecuadamente sus emociones.

Cuando los hijos son mayores se recurre a otro tipo de dominio basado en la comunicación verbal. Un estilo de comunicación que dirige el adulto porque es el que está en situación de poder (tiene autoridad y mayor capacidad lingüística e intelectual). Si hablas a tu hijo pequeño o adolescente con indirectas, diciendo las cosas a medias, utilizando la ironía, burlándote de sus defectos o sus reacciones, o si sencillamente no le hablas, le estás haciendo mucho daño.

Los niños aprenden de lo que ven, de lo que escuchan, de lo que sus padres son y representan. Si no te comunicas adecuadamente con ellos y si ellos ven que tampoco sabes comunicarte con las personas del entorno (otros familiares, los vecinos, amigos, etc.), probablemente estarás inculcándoles un estilo de comunicación poco adecuado que les va a dificultar las relaciones sociales en el futuro.

Detrás de muchos comportamientos verbales agresivos de los adultos, detrás de los gritos, las faltas de respecto o los silencios permanentes hay un problema de aprendizaje en la infancia.

Si quieres proporcionar a tu hijo una de las armas más importantes de la vida, enséñale a comunicarse adecuadamente:

  1. Intenta ser claro y hablar con respeto en cualquier situación, aunque estés cansado o enfadado.
  2. Procura crear un clima de confianza y seguridad para que también os expreséis con respeto cuando haya discusiones o conflictos.
  3. No seas irónico.
  4. Puedes ser firme en las decisiones y en los límites y hacerlo con afecto y tranquilidad, sin necesidad de herir ni humillar a nadie.
  5. Enséñale a ser flexible y tolerante para la mayoría de las cosas de la vida. Ayúdale a ser optimista. El exceso de crítica con él, contigo mismo o con los demás, así como el pesimismo exacerbado son toxinas para su cuerpo y su cerebro.

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