Vivir con el miedo dentro

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El miedo normal surge como una respuesta hacia algo que está fuera y se considera una amenaza. Pero hay otro tipo de miedo que se ha quedado dentro, que habita alguna zona escondida del interior del cuerpo y aparece en circunstancias similares a aquellas primeras que lo provocaron de manera repetida y durante un largo periodo de tiempo.

Es un miedo real, absolutamente real, que se activa ante situaciones que no son del todo reales en el sentido de que no están completamente fuera de uno mismo o no son exactamente de la misma forma que se interpretan. Cruzar una calle con mucho tráfico puede ser peligroso, pero si se cruza con cuidado y cuando el semáforo está verde, no tiene por qué causar ningún temor. Algunas personas, sin embargo, no pueden cruzar calles. No importa que haya semáforos ni que la lógica explique que es un acto que no es peligroso. En ellos se activa un mecanismo que desata un miedo feroz y sienten que están ante una situación de máximo peligro. Su cuerpo reacciona con taquicardia, sudores fríos, parálisis o necesidad de huida. Están realmente ante un auténtico peligro.

El miedo es patológico cuando aparece sin que haya una situación real de peligro o en un umbral de peligrosidad muy bajo. También lo es cuando no se regula, es decir, cuando se prolonga en el tiempo porque no se puede calmar ni controlar o porque se reanima con facilidad.

El miedo patológico es adquirido. Las causas que lo desencadenan no están tanto en el presente como en el pasado y además no es fácil ser consciente de ello.

El maltrato infantil es tan destructivo porque se produce en el momento en que el niño está empezando a ser y se le ataca precisamente en los dos aspectos que lo constituyen como ser humano: la conciencia de uno mismo y la capacidad para establecer relaciones con los demás.

El principal instrumento del maltrato es el miedo. El maltratador consigue que se instale el miedo en el terreno del niño en el que deberían crecer el amor por sí mismo y la confianza en los otros.

 

 

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One thought on “Vivir con el miedo dentro

  1. Orquídea Contestar

    Estoy de acuerdo con lo que escribes y me gustaría añadir que el miedo no está solo. Cuando se tiene ese miedo patológico le acompañan también la angustia, la frustración, muchas veces el aislamiento porque no es fácil contar lo que te pasa ni es fácil entenderlo, en ocasiones se echa mano de la mentira para justificar algunos comportamientos.
    Y todo esto incrementa el miedo a su vez formando un círculo vicioso.
    Gracias por hablar así del miedo.

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